Los Manuscritos del Mar Muerto

En sentido amplio, se conocen como  «manuscritos del mar Muerto» o «rollos del mar Muerto» a un conjunto de documentos judíos antiguos descubiertos en diferentes lugares en las inmediaciones del mar Muerto en la década del 1940 y 1950. El nombre se aplica generalmente a los más característicos textos  encontrados en las cuevas de un lugar conocido con el nombre de Khirbet-Qumrán, cuyas ruinas se extendían sobre una meseta empinada y desértica un tanto retirada de la orilla noroeste del Mar muerto, entre Engadí y Jericó. Más precisamente se refieren con el nombre de los textos o de los manuscritos de Qumrán.  Los siete primeros manuscritos de Qumrán, copiados en rollos de cuero, se encontraron por casualidad durante el invierno de 1946-1947 en lo que luego se conocerá como la cueva 1 por tres jóvenes beduinos de la tribu ta’amiré. Cuatro de estos manuscritos, confiados a un comerciante de antigüedades de Belén, fueron comprados en julio de 1947 por el abad sirio de Jerusalén, Atanasio Yeshúe Samuel, el cual pidió la opinión de algunos investigadores de la Escuela Americana de Investigación Oriental, que identificaron tres de ellos y los fotografiaron: un rollo completo del libro de Isaías, un comentario (o pésher) del libro de Habacuc y la regla (en hebreo sérek) de una comunidad. El último manuscrito, demasiado frágil para ser desenrollado con facilidad, resulto ser más tarde un «apócrifo del Génesis». Después de varios intentos, el abad Atanasio consiguió vender esos manuscritos en los Estados Unidos en 1954, sin sospechar que en realidad eran adquiridos por un intermediario que trabajaba por cuenta del Gobierno israelí.

Los otros tres manuscritos descubiertos por los beduinos,  así como las dos jarras en las que se encontraban, transitaron por otro anticuario de Belén y fueron rescatados a finales de 1947 por Eleazar Sukenik, profesor   de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Se trataba de otro rollo del libro de Isaías, pero más fragmentado  que el primero, un rollo de himnos y una regla relativa a la guerra (en hebreo milhamá) final entre las fuerzas de la luz y las de las tinieblas. En enero de 1949, la cueva 1 fue localizada por un destacamento de la Legión Árabe en un acantilado que caía sobre el mar Muerto, en torno a un kilómetro al norte de un lugar conocido con el nombre de Qumrán. Un equipo dirigido por G. Lancaster Harding, del Departamento de Antigüedades de Jordania, y Roland de Vaux, de la Escuela Bíblica y Arqueológica   Francesa de Jerusalén, recogieron allí pedazos de jarras similares a las que habían sido vendidas a   Sukenik y alrededor de 600 fragmentos de manuscritos,  algunos de los cuales se habían desprendido de los rollos encontrados por los beduinos, confirmando así su procedencia. En febrero de 1952, los beduinos descubrieron una segunda cueva que contenía manuscritos un poco al sur de la primera. Por petición de las autoridades jordanas, la Escuela Americana y la Escuela Bíblica exploraron el acantilado rocoso. Se descubrieron vestigios de ocupación en cerca de cuarenta cuevas, entre las cuales 26 contenían cerámica contemporánea de la encontrada en la cueva 1; una tercera cueva con manuscritos, un poco al norte de la primera, ofreció fragmentos de catorce manuscritos y un curioso rollo de cobre. Entre 1952 y 1956, beduinos y arqueólogos encontraron documentos en otras ocho cuevas, cinco de ellas excavadas en la terraza empinada y desértica, a unas pocas decenas de metros  de las propias ruinas. La más espectacular es la cueva 4, que ofreció miles de fragmentos procedentes de en torno a 600 manuscritos. En total se han retirado fragmentos  de cerca de 900 manuscritos de once cuevas. Constituyen el total de los textos de Qumrán.

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